14 de noviembre de 2012

Mi primer asalto

Ayer me asaltaron por primera vez en mi vida.


Ya me habían robado cosas e incluso estuve en intentos de asalto, pero nunca lo había vivido. Debo decir que fue mucho más tranquilo de lo que esperaba que sería mi primera vez, y lo digo así porque, viviendo en México, se necesita tener mucha suerte para no pasar por esa experiencia.

A mis 25 años sufrí mi primer asalto.

Hace como 3 meses, a mi novio lo asaltaron casi en contra-esquina de su casa. Tuvo que salir más temprano de lo normal y un par de drogadictos lo golpearon y le quitaron el celular. Afortunadamente, fueron sólo golpes superficiales y no muy graves.  Tenía apenas medio año con su iPhone, de hecho sacamos nuestros iPhones casi al mismo tiempo.
No tuvo opción más que cancelar su línea y recuperarla con la inversión de un teléfono nuevo.

Él no vive en una colonia peligrosa ni mucho menos, al contrario. Es una colonia muy familiar y algo envejecida, colindante con departamentos de lujo y sectores de colonias de prestigio. Durante más de 5 años yo he estado ahí hasta la noche, en mi carro y con los vidrios abajo… nunca había pasado algo ni siquiera remotamente sospechoso. Me sentía muy segura.

Ayer, regresando del trabajo, llegué para entregarle unas cosas. Esperé en mi auto a que él me entregara otras, como siempre, sin problemas. Eran las 7 de la tarde, ya un poco oscuro por el cambio de horario. En el asiento de atrás tenía mi computadora.
Mi novio me da las cosas y nos despedimos, yo estaba a punto de prender el carro.  En eso se acerca un joven de muy dudosa imagen. “Tranquilos, tranquilos, no los voy a robar”, inmediatamente escondo el celular y me dice:  “No escondas tu celular, no es necesario, no te voy a robar”.  Ahí supe que todo andaba mal.

Se presentó como parte del cártel del golfo e incluso levantó rápidamente la manga de su camisa a cuadros para enseñarnos los tatuajes que cubrían su brazo, como si eso lo acreditara para ser parte de un grupo delictivo; se me figuró una de esas películas de comedia y acción, donde el protagonista toma una placa de policía de juguete y se hace pasar por agente del FBI enseñándola muy rápido. Repitió en varias ocasiones que no nos iba a robar, pero que no intentáramos nada raro. Nos pidió identificaciones, pero, afortunadamente, mi novio no traía su cartera consigo. Yo saqué mi credencial del IFE y se la entregué.  “¿Cuánto dinero traes en la cartera? Porque ahorita los van a venir a checar y no quiero que les roben nada. No te preocupes, ahorita se los regresamos”. Le dije que traía como $500; no recordaba que traía como $900, pues iba a llenar el tanque de gasolina de mi carro.  Me dijo que le dijera la cartera y así lo hice. En ella traía tarjetas de crédito y mis diferentes identificaciones, tarjeta de costco, de 9WEST, etc.  Mi novio le pidió que a mi me dejara en paz, que se arreglara con él… pero el chavo se impacientó y amenazó con llamar a su “Comandante”, que supuestamente estaba en uno de los carros que nos “rodeaban”. Incluso amenazó con “balearnos” ahí mismo, pero nunca mostró un arma.

Después de mucha plática, me hizo bajar del carro y nos dijo que nos moviéramos a la banqueta. El vidrio de mi carro estaba abajo y las llaves puestas, inmediatamente fui a quitarlas y las eché en mi bolsa del pantalón.
Por la inactividad, la alarma del carro se puso sola, lo cual asustó al delincuente. Apagó los celulares y nos dijo que nos metiéramos a la casa.  Sacó el dinero de mi cartera y me la regresó con mi IFE, pero se llevó mi licencia de conducir.

Empezó a caminar hacia el poniente y nosotros nos metimos a la casa.  Al rato pasó una granadera, los cuales nos pidieron información y ya mi novio se encargó de hacer la denuncia.


Por supuesto que inmediatamente cambié mis contraseñas de todas las cuentas que tenía dadas de alta en mi iPhone.  También llamamos a telcel para cancelar el número telefónico.
Apenas iba a cumplir un año de los dos que conforman el plan que tenía. De hecho acababa de pagar por completo el aparato.


Ahora tengo que volver a comprarme un teléfono y ver qué amonestaciones tendrá el contrato. Todo porque un monito aseguró ser parte de un grupo delictivo que tiene aterrorizada a la población y, como no puedes confiarte de nada, la mejor opción es no oponerte al asalto. “Uno nunca sabe”.


Hoy se encontraron mi licencia doblada y tirada en la calle, me la regresaron y me ahorraron unos $400 que me hubiera costado sacar una nueva.


… Hoy empiezo de nuevo a trabajar para pagar algo que ya tenía y era mío.

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